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Los peligros del frío y cómo combatirlo

Los trabajos que exponen a sus trabajadores al frío son muchos, pero más son los peligros que el frío conlleva, el tener que cumplir con la jornada laboral a la intemperie en épocas de frío.

Es muy importante el conocer los riesgos que conlleva el trabajo a temperaturas bajas, para así poder estar prevenidos y evitarlos.

¿Qué peligros conlleva el trabajar con frío?

Los peligros que supone estar expuesto a temperaturas muy bajas en el trabajo, por obvios que parezcan, es muy importante tenerlos presentes, ya que el frío es el peor enemigo en muchos trabajos, y puede conllevar a:

- Hipotermia

Consiste en el descenso involuntario de la temperatura corporal por debajo de los 36ºC. Una caída de tan sólo 2ºC puede entorpecer el habla y el afectado comenzará a amodorrarse, y, en caso de que la temperatura descienda aún más, el afectado puede perder la consciencia e incluso morir.

- Congelamiento

El congelamiento o las lesiones por congelación consisten en la condición médica donde la piel y otros tejidos son dañados a causa del frío extremo. A temperaturas iguales o inferiores a 0ºC los vasos sanguíneos comienzan a estrecharse, lo que ayuda a preservar la temperatura corporal. En caso de frío extremo o cuando el cuerpo es expusto al frío por periodos prolongados, esta estrategia protectora reducirá el flujo sanguíneo hasta niveles peligrosamente bajos: las áreas donde esto ocurre se congelarán, causando lesiones graves. Hay que ser rápido si esto ocurre y revisar la zona afectada: además de que puedan surgir ampollas, es vital revisar la piel por si hubiera cortes o grietas, ya que se puede infectar, causando gangrena y haciendo necesaria la amputación del miembro afectado.

- Resfriado común

También conocido como catarro o constipado, es una enfermedad infecciosa viral leve del aparato respiratorio que afecta a personas de todas las edades y es altamente contagiosa.

- Pie de trinchera

También conocido como pie de inmersión, es el nombre con el que se conoce a la enfermedad descrita por primera vez durante la Primera Guerra Mundial a los soldados que habían permanecido durante el invierno en trincheras anegadas de agua: consiste en un edema rojo y doloroso en el pie, acompañado de focos supurados, linfangitis e hiperpulsatilidad arterial. Ocurre por el uso de calzado inapropiado o mojado, y las personas que sudan mucho son más propicias a contraer esta enfermedad.

¿Cómo podemos evitar estos riesgos?

Un aspecto fundamental para intentar evitar los riesgos que produce el frío es la forma en la que nos vestimos: el buen uso de ropa de trabajo es la clave para combatir al frío durante la jornada laboral.

Capas de abrigo

Cuando nos exponemos al frío, lo ideal es cubrirse completamente con ropa que abrigue más de lo habitual: así nos cobijamos del frío, el viento y el hielo. Es recomendable usar varias capas de ropa, para poder aislarnos mejor del frío y permitiendo que el calor se mantenga por más tiempo en nuestro cuerpo. Los abrigos con forro polar, así como la lana y los polares son idóneos para taparnos. Otra ventaja de usar varias capas de ropa es que, a determinadas horas del día (en España sobretodo al mediodía) el sol se sitúa justo encima y provoca más calor del normal: así podemos desprendernos de una o varias capas momentáneamente y volver a ponerlas más adelante.

Guantes

Las manos son esenciales para cualquier persona, y su cuidado muy importante: hay que tenerlas cubiertas ya que, por su propia naturaleza, es fácil que se agrieten o se congelen. 

Zapatos

Los pies, al igual que las manos, son otra de las zonas clave para mantener caliente: unos buenos calcetines, así como las botas apropiadas, a poder ser impermeables, nos irán muy bien si tenemos que pasar muchas horas a bajas temperaturas.

Gorro

En el trabajo quizás se tienen que tomar decisiones frías, pero la cabeza hay que mantenerla caliente: los gorros de lana y las capuchas son ideales para esta zona. El gorro debe cubrir toda la cabeza, y si tiene orejeras, mucho mejor. También hay gorros que disponen de un accesorio para cubrir parte de la cara o del cuello, zonas muy importantes para evitar catarros. Cuanto mejor tapados estemos, menos frío calará en nuestros huesos.

No obstante, es muy importante que nos encarguemos de que toda esta protección térmica no entorpezca nuestros movimientos, permitiéndonos desarrollar nuestras tareas con la mayor comodidad.

Pero no todo es la ropa, también hay que tener en cuenta otros factores:

El frío cala aún más rápido en nuestros huesos si nos quedamos quietos: debemos estar en movimiento y mantener la actividad de manera constante para no pasar tanto frío. Una buena práctica es hacer algo de ejercicio cada cierto tiempo (cada hora, por ejemplo): da unos saltos, corre un poco y mueve los brazos y las piernas. Además de esto, es recomendable refugiarse cada cierto tiempo. Si hay un lugar cerrado cerca de nuestro puesto de trabajo, deberíamos acudir allí para entrar en calor, recuperarnos y volver al trabajo.

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